sábado, 9 de febrero de 2013

Y pese a todo. Juan de Dios Garduño.

Antes de decir nada aclarar que la temática zombi no me atrae y menos si estos son inteligentes para ser unos cuerpos muertos. Dicho esto el libro que estoy a punto de reseñar es el segundo de este género que leo y, debido a la insistencia de mi socio Toluuuu, lo hice.

Dentro de una sociedad devastada y aniquilada por las guerras que fueron creadas por los orgullos y las desorbitadas dosis de testiculina de todos y cada uno de los dirigentes políticos y/o religiosos, existe un mundo que queda después de ellas y del que nadie se acuerda antes de llegar más lejos de lo que su estupidez y su ceguera les permite.

Una sociedad donde junto a los escasos supervivientes sobrevive el horror, el caos, la ira, la violencia sin medida y el odio. Una sociedad formada por dos hombres adultos que se odian a morir y que viven en frente el uno del otro. Una sociedad llena rencor, de venganzas, de mala fey de escasa sensibilidad humana donde la única florecilla que desprende luz y esperanza es la hija de uno de ellos. Una sociedad a punto de morir pues, junto a todo lo oscuro que hay en el mundo de estas personas, sus vidas son amenazadas por un ejercito de muertos-mutantes-zombis.

Una obra que te hará odiar sin esperarlo, sonreir a la más mínima oportunidad, "acojonarte" en algún momento y desesperarte en ciertas situaciones. Una historia sobrecogedora de la más pura esencia humana cuando la situación en el mundo es el fin. La extinción.

Reitero que no me gustan los relatos de zombis pero sí me encanta una buena historia y esta lo es. Absolutamente recomendada para los amantes de los zombis o de mundos apocalípticos a punto de espirar o de emociones que sacan lo mejor y lo peor de un ser humano.

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