
Segunda parte de El ídolo perdido y mucho mejor novela que la primera. Aunque tampoc es una maravilla de la técnica tanto en la narración como en el argumento de la trama, hay que admitir que el desarrollo de los personajes aquí es bastante mas acusado que en la primera novela, que eran ligeramente planos. De nuevo repiten papeles viejos conocidos de la referida primera parte, todos ellos asumiendo los nevos roles de la vida que ahora llevan, y que de nuevo tendrán que enfrentarse a los fantasmas que dejaron atrás con la muerte de la bestia del museo.
Lo mas llamativo de la novela, y por supuesto, lo que la hace mas entretenida, es el conocer la vida de aquellos que tienen su techo bajo los enormes rascacielos de la ciudad de Nueva York. Locos, mendigos, borrachos, asesinos, fugados, ex militares... todos tienen cabida en la oscuridad de los subterráneos de la Gran Manzana, y, lo mejor de todo es que lo narrado es real. Las carreras por los túneles del metro, bajo el Central Park o por el alcantarillado de la urbe, son dignas de cualquier película hollywoodiense, y hay que admitir que es lo mejor de toda la narración.
Otra novela para pasar el rato y que se deja leer con suma facilidad.
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