martes, 12 de agosto de 2014

Globe. Alba Quintas Garciandia





Afrontar esta reseña es uno de los actos más difíciles con los que me he encontrado en los últimos meses, y quizá sea una de las más complicadas de escribir por la calidad que atesora la obra. La dificultad se encuentra en la cantidad de tiempo que hace que no me pongo a reseñar y la falta de soltura que tengo a la hora de dejar caer las letras para expresar mis opiniones. Aún así,  a intentarlo.

La novela que hoy os traigo al Legado de Gilead se titula Globe y su autora, a la que seguramente no conoceréis (por el momento) Alba Quintas Garciandia cuenta tan solo con veinte años y una progresión que, tomándola en perspectiva, da bastante miedo.

Cuando me puse con la lectura de dicho libro, lo hice con unas expectativas bastante altas. En parte la culpa la tuvo la editora de Lapsus Calami, Iria G. Parente, amiga personal, y que me puso el libro por las nubes (algo lógico, ya que era su primera apuesta para lanzar en la línea Odisea) mucho antes de que si quiera hubiese sido impreso. Su sinopsis dada por encima, me hizo levantar una ceja de asombro: ¿Fantasía, toques de SciFi y teatro, todo ello novelado y además original? Me sonaba bastante raro, pero el criterio de Iria es algo que siempre he tenido en cuenta, por ello le di una oportunidad. Os dejaré con la sinopsis oficial, y tras eso, me pongo en serio con mi opinión:

En Globe, todo lo que importa es el teatro. Desde que, hace siglos apareciera el llamado Primer Actor, las comedias y los dramas han sido los únicos dioses de la ciudad. Y también desde entonces, el teatro se ha convertido en una obsesión.
  En un mundo en el que todo lo que importa es la ficción habrá a quienes no les importe derramar la sangre que sea necesaria para convertir la fantasía  en realidad. Por eso, cuando la compañía teatral de todo Globe, aparece muerta, habrá que buscar culpables sin dejar de darle a la sociedad lo que quiere: espectáculo.

Como podéis ver, todo el mundo que ha creado la autora gira alrededor del Teatro. No es que sea un mero atrezzo para la novela. No, ni mucho menos. Nos encontramos con una narración en la que, de repente, un capítulo pasa a ser narrado como una obra de teatro que está siendo interpretada por los personajes del libro que a su vez se han convertido en otros personajes diferentes, con sus miedos, sus intrigas y sus vanidades. Por tanto, he de decir que el perfilado de caracteres que nos regala Alba es cuasi perfecto y sofisticado. ¿Complicado? No, es solo que yo no me explico como debería.

Desde los protagonistas principales de la historia como Gilbert o Jenson, pasando por la misteriosa Nastia, hasta los secundarios como William Stein, la Reina de las Historias, o el enigmático Primer Actor, todos tienen perfilado su papel de una manera magistral, algo que de verdad he de reconocer me ha sorprendido. Pero es que, el “problema” viene cuando la narración pasa a Modo Teatro y nos encontramos con los personajes de la obra que se está llevando a cabo dentro del mundo de Globe, como Jasón, Casandra o Héctor, ya que, éstos también han sido definidos de una manera exquisita para que sirvan a la trama principal y a la secundaria (destinada a la obra de teatro), ya que vemos evolucionar a los personajes a la par que sus roles imaginarios.

Todo esto puede resultar muy confuso de explicar, pero creo necesario hacer hincapié en ello porque tanto la historia principal, como la destinada a la ficticia obra giran una en torno a la otra como si de un símbolo de yin-yan se tratase, y una no se puede concebir sin la ayuda de la opuesta. Ambas complementan la trama contraria y hacen que todo vaya cuadrando a medida que vas conociendo todos los detalles.

Al comienzo de la reseña comenté que la novela tenía toques de Sci-Fi mezclados con Fantasía y para nada me he vuelto loco. A medida que vayáis avanzando en la propia historia, os encontraréis con un
mundo menos avanzado que el nuestro, pero que guarda muchas semejanzas con él. Sin embargo desde el principio queda muy claro que no son el mismo, de ahí cierta escena en la que el protagonista intenta salir de la ciudad por uno de sus lados para, de manera irremediable, acabar en el lado opuesto de la misma. Es por eso que ciertos avances que se encontrará el lector en la obra, no son más que antiguallas a nuestros ojos, pero que a los ojos de los habitantes de Globe parece magia que no pueden comprender.

Tampoco he de obviar el talento de su autora a la hora de crear diálogos similares a los de los clásicos, con esas frases repletas de epicidad y drama que recuerdan a las obras más añejas de los grandes autores. Poemas, canciones, narrativa, teatro... todos los palos son tocados en las escasas doscientas cincuenta páginas de las que consta el manuscrito y todos ellos con una perfección que es digna de elogiar.

Para terminar, comentar que el mundo que ha creado su autora para Globe puede dar más juego del que parece. Es un mundo nuevo, con sus propias leyes, sus normas y dentro de él las cosas no funcionan como en nuestro propio espacio. Ha creado un universo que puede utilizar para millones de historias y eso es un punto a favor para su autora, ya que consigue con tres pinceladas que el lector entienda que donde está pueden ocurrir muchas más cosas que las que se cuentan en el libro que sostiene entre las manos. Además, no podemos olvidar que aunque la trama queda cerrada, al menos en lo que a los personajes principales se refiere, quedan muchos interrogantes en el aire que, por qué no, podrían desvelarse en sucesivas historias y que un servidor, estará encantado de descubrir.
 
Mencionar el excelente trabajo de la ilustradora de la cubierta, Bárbara Hernández. Una artista poco habitual en este tipo de labores (aunque cada vez es más normal verla), pero que con portadas como las de Érase un veZ o El Rey Trasgo, ha demostrado su buen hacer con los colores y sus propias composiciones que, desde lejos, dejan a las claras que son su impronta personal e intransferible. Buen ejemplo es esta portada que captura casi por completo la esencia de la novela con esa máscara de teatro en primer plano.

Mi conclusión es que el primer lanzamiento de la colección Odisea en la editorial Lapsus Calami es un excelente acierto de cara a lo que estamos acostumbrados a leer y que, a ojos de un servidor, ha valido mucho la pena la espera. Recomiendo su lectura ya que es ágil, sencilla, divertida y te hará interesarte por el teatro en el caso de que antes no lo hubieses hecho, y más si cabe si ya eras un apasionado de él. Y por supuesto quiero destacar su originalidad y el hecho de nunca haberme encontrado con una novela de este corte.

La pregunta que yo dejo en el aire es ¿hasta dónde llegará esta autora cuando su pluma madure de verdad?

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