No voy a extenderme mucho con esta crítica, ya que a la novela no le hace ninguna falta ni mi publicidad ni mis impresiones.
Una buenísima novela de vampiros, en la que uno de los protagonistas principales, un niño experto en cómics y lecturas de terror (vamos, un friki de todas todas, pero de los ochenta) se ve atraido por un secreto encerrado en una mansión cercana a su hogar. La curiosidad mató al gato, dice el refrán. En este caso, despertó al vampiro.
Como siempre King nos muestra un pueblo apartado del mundanal ruido, con una lago cercano, y con un protagonista que es escritor y se encuentra atascado en una falta de musa demencial, por lo que decide volver al pueblo de su infancia e intentar recobrar su arte alejado de la gran ciudad.
Si, muy tópico en los libros de King, pero al final, crea un ambiente opresivo y una historia tan atrapante, que incluso a sabiendas de que no vamos a acabar bien parados, nos atreveríamos a desear aparecer allí, entre las páginas de la novela, para disfrutar del mundo tan duro y real que el Sr Stephen King es capaz de crear.
Sin duda, entre las tres mejores novelas sobre vampiros que he leido. Por cierto, una adaptación al cine bastante buena, a pesar de ser de muy bajo presupuesto.
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