jueves, 16 de agosto de 2012

Apocalipsis Z, Manuel Loureiro



Poca gente es ajena del éxito que están teniendo en los últimos tiempos todo material relacionado con el fenómeno zombie. El que mas o el que menos, se ha acercado en algún momento de su vida a las imágenes de las películas de Romero, al afamado cómic y su homónima serie televisiva The walking dead (aka Los muertos vivientes en España) o cualquiera de las miles de novelas que hoy por hoy colman nuestras librerías.

Pero la novela que hoy traigo, es diferente a todas las demás. o al menos dió un giro inesperado a esta literautura que por aquel entonces estaba comenzando a abrirse paso en el mundo editorial, desbancándose de la casquería y la carnaza gratuita a la que nos habían acostumbrado en aquellos maravillosos años ochenta y noventa. Y es diferente porque marca un antes y un despues en lo que a la temática zombie se refiere. No trata de un grupo de gente atrapada en un recinto cualquiera tratando de evitar que la horda de muertos en descomposición irrumpa en su improvisado refugio. No, ni mucho menos. Esta obra trata de la batalla de un solo hombre contra sí mismo, por conocer sus verdaderos límites y como trasfondo, un mundo repleto de hambrientos seres infectos locos por hacerse con un bocado de su tierno cuerpo. Pero primero voy a poneros en situación.

Manuel es un abogado gallego que vive en una preciosa casa en un pueblo a las afueras de Galicia. Tras una jornada agotadora de trabajo, vuelve por fin a casa para descansar y aprovechar el fin de semana que se le echa encima. Durante sus quehaceres, los noticiarios anuncian sobre un atentado en la República de Daguestan, un hecho común en estos días de locura y terrorismo. Pero la cosa se convierte en algo serio cuando tdas las cadenas de radio y televisión, periódicos e incluso internet, comienzan a reportar sobre un virus que está desolando las ciudades y que en cuestión de días se ha convertido en una verdadera pandemia. El virus se expande como la mecha de un cohete y llega a todos los rincones del planeta, incluyendo el apartado pueblo gallego donde vive Manuel. Los síntomas del virus son realmente extraños, provoca la muerte del infectado en pocas horas, hasta que al poco tiempo el fallecido se levanta sobre sus piernas y pena por las calles de cualquier ciudad con un hambre terrible de carne humana. Es el comienzo del Apocalipsis.

Visto así, la verdad es que la novela no deja de ser una mas dentro del género, sobre todo hoy en día, aunque incluso por aquel entonces ya habían varias con esa premisa o muy parecida. Lo que hace especial a esta novela, no es su trama (que tambien lo es) sino el modo en el que es contada. El abogado tiene un blog, y en él, a modo de diario, va anotando sus impresiones diarias sobre los acontecimientos que se están produciendo en el planeta. Cuando todo se va al garete, el jurista sigue escribiendo en su blog, hasta que es conscient de que la pandemia ha llegado hasta las puertas de su casa. Su vecino se ha parapetado, Manuel ha llenado las despensas de comida, y todo ello lo va anotando en su blog, hasta que un día los servidores de internet caen y él se ve obligado a seguir haciendo sus anotaciones a la vieja usanza, a boli y en un cuaderno.

La verdad es que la originalidad de su formato y, no nos vamos a engañar, la cercanía de su escenario, es lo más destacable de todo. El que todo acurra en Galicia y no en Nueva York, Berlín, Tokio o París, le da un punto de aliciente a una historia que todo el mundo sabe de memoria. Pero es que además, no todo son zombies. No, los zombies solamente forman parte del paisaje, son los árboles que no dejan ver el interior del bosque. Alrededor de los zombies, la humanidad ha formado una nueva mentalidad. Ahora el bien y el mal flotan por una ligera línea muy delgada, y cualquiera puede rebasarla de un momento a otro con la excusa de sobrevivir, y Manuel no es ajeno a ello. Ya no solo debe evitar a los caminantes, sino que tambien ha de hacerlo con los humanos, aunque esto al principio no sea algo que tiene en cuenta. El hombre es ingenuo, no el abogado, sino en general, y piensa que los valores, las virtudes, la decencia humana se van a mantener firmes hasta el fin de los días. Pero pronto descubre que no es así, y que la supervivencia de nuestra raza pasa por la pérdida de escrúpulos y la venta del prójimo.

Se cruzará con pueblos abandonados, ciudades destruidas, astilleros desvalijados, barcos mercantes a la deriva.... Pero tambien se topará con vecinos desesperados, marineros en busca de enigmáticos paquetes, pilotos de helicópteros y zombies, muchos zombies.

Todo lo que cuenta Manuel no pasa desapercibido en la historia, y todo es importante para la trama. Su narración es fresca, voraz, divertida y directa pero cruda, salvaje y violenta cuando la trama lo necesita. No se anda con florituras y va directo al grano, lo que provoca que en ningún momento la trama decaiga. Además, como está narrado en ese formato de entrada de blog, cuando por cualquier circunstancia pasa varios días sin escribir en el mismo (hay que estar continuamente atento a las fechas de las entradas) lo escribe en su diario, como si realmente hubiese pasado varios días sin poder escribir.

Apocalipsis Z es un viaje de supervivencia de una persona muy normal, que vive en un pueblo muy normal, y que podría ser uno de nuestros vecinos, nuestro mejor amigo, o incluso nosotros mismos. Esa es la magia de la narración de Manuel, que consigue que la historia que cuenta nos parezca que a cualquiera de nosotros podría algún día sucedernos.

Una lectura hábil y agradecida que le gustará a cualquiera, y no solo a los devoradores del género Z.

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