lunes, 14 de mayo de 2012

Hopetown, La ciudad del oro negro. Eduardo Patiño Pozo

Nueva novela que comentar, nueva historia tras esta nueva adquisición. De hecho, la manera en la que llegó este manuscrito a mis manos creo que merece la pena comentarla antes de ponerme en serio con la consabida crítica.

Hace un par de semanas, llegó a mi correo un mensaje de un tal Eduardo Patiño. Yo no le conocía, pero atendiendo a su petición, me comentaba que leía este humilde blog y le habían gustado las críticas realizadas por mi compañero Chuppy y las de un servidor. Pedía amablemente que nos hiciésemos con su novela, y realizásemos una crítica concienzuda sobre lo que nos pareciese la misma. Tras unas arduas negociaciones, llegamos a un acuerdo, y me comprometí a hacerlo, y por ello hoy estoy aquí.

La novela trata la historia de Gareth, un joven que sin querer, es testigo de la brutal matanza de su familia a manos de El Español, un forajido del lejano oeste americano que es considerado por todos el criminal mas cruel y despiadado de todo el territorio. Gareth es acogido por la familia Ridley, dedicada en cuerpo y alma a la cría de las reses y donde conocerá a Megan, una chiquilla de armas tomar que para nada tiene que ver con las jóvenes de su edad. Así, Gareth crecerá al lado de su nueva familia mientras Carlos Chivas, el forajido, sigue su reinado de terror por las tierras circundantes a los pastos de los Ridley. Una serie de acontecimientos desencadenados por el famoso fugitivo, provocarán en el muchacho un sentimiento de venganza que le hará jurarse a sí mismo y a los suyos que El Español, no volverá a cruzarse en la vida de nadie ni volverá a hacer daño a ningún otro ser humano. Es aquí donde comienza una historia de venganza.

Tras esta sinopsis en la que intento no destripar absolutamente nada de la trama, se esconde una novela que, lejs de ser perfecta (¿Acaso existe alguna que lo sea) guarda una narrativa que me ha impresionado. El autor, no sé qué edad tendrá, ni cuánto tiempo lleva dedicándose a la escritura de manera amateur o profesional, pero he de reconocer que a la hora de mostrar los sucesos en forma de palabras, lo hace de manera sobresaliente, dándole a la narración una velocidad perfecta, sin sobresaltos y llena de matices que ayudan al lector a introducirse en esa difícil época que fue el Oeste americano.

Lo que más me ha gustado de la historia, es su originalidad. Bueno, realmente la novela no es original en sí, porque historias de vaqueros, sheriffs y forajidos despiadados las encontramos día a día en la televisión tras los noticiarios del día. Pero su originalidad radica en que, hoy en día, la mayoría de los escritores optan por historias de vampiros, zombies, objetos sagrados desaparecidos y tramas históricas que revelan facetas desconocidas de personajes influyentes de la historia. Pero Eduardo ha optado por una novela del oeste, de esas que me contaba mi padre que existían a patadas en la época de la postguerra y que llenaban a los chiquillos de la época de pistolas relucientes y sombreros desgastados su imaginación infantil. Por ello, a pesar de no ser una historia original en su fondo, a mi me ha enganchado desde el principio.

Los personajes están muy bien trazados, siendo todos ellos importantes para la historia. Es bueno ver cómo Megan y Gareth, verdaderos protagonistas de la narración, van evolucionando a lo largo de la historia, creciendo juntos, y desarrollando su propia personalidad a raiz de los acontecimeintos que les rodean. Al comienzo de la novela, Megan es sin duda el personaje mas atractivo de todos. Rodeada de un halo de belleza, Megan no es la típica niña bonita que vive en una granja alejada de la ciudad. No. Megan es dura como el acero de las pistolas, e impredecible como una estampida de reses. Su fragilidad está sólo en su interior, pero nunca la deja ver, y en el comienzo del libro su ímpetu le trae mas de un problema a su padre y a su tío por ciertas acciones que, por cierto, desencadenan una serie de acontecimientos que mucho mas tarde serán de suma importancia para el devenir de todos los protagonistas.

La historia se sujeta al principio en el personaje de Megan, pero una vez aparece Gareth, este le roba todo el protagonismo a todos los personajes y la historia gira por completo alrededor de él, mostrándonos como el tiempo va curando las heridas de su antiguo dolor, y va convirtiendo al muchacho en un joven de futuro que realmente no sabe qué hacer con su vida. Es cuando aparece de nuevo la figura de El Español, que jugará una importante baza en la evolución del personaje de Gareth.

Hablando del malo de la historia, Carlos Chivas, El Español, es un antagonista bastante digno. Aunque se ve que Eduardo ha intentado no llenarlo de clichés malvados, es imposible dibujarlo sin los típicos detalles que hacen que un villano se cnvierta en un villano de verdad. Educado, atractivo, altivo, orgulloso y despiadado. Ese es nuestro Español, un personaje que durante toda la historia nos va recordando que los villanos son lo mas importante de una novela ya que sino, parte de la esencia de la misma se pierde en cada una de sus apariciones.

Pero no penséis que toda la novela se nutre sólo de estos personajes, porque si creéis que es así, estáis muy equivocados. El señor Patiño nos ofrece toda una gama enorme de secundarios que tienen su importancia en la trama, desde el padre y el tío de Megan, los Ridley, pasando por los lugartenientes de El Español, como puede ser el Coronel, haciendo un alto en los ayudantes del Sheriff, un trío de mercenarios que esconden más de lo que nos quieren enseñar, y deteniéndonos especialmente en unos políticos de la época, que. al igual que los de hoy, guardan mas secretos en su despacho de los que nos gustaría saber, dícese del Gobernador y el alcalde de Hopetown.

Todo en la novela está muy bien hilado, sobre todo si atendemos al hecho de que Eduardoo es un escritor joven, que se acaba de meter de cabeza en el mundo editorial, y es su primera novela en el mercado. por tanto, el mérito es enorme desde el punto de vista de este humilde crítico.

Pero, por desgracia, no todo es positivo en la novela, y a pesar de que me ha gustado mucho, y desde aquí recomiendo a todo el que esté leyendo esta entrada a que se haga con la novela y lo lea, no puedo dejar pasar la oportunidad de sacar un par de "peros" a lo que he tenido ocasión de leer. Digamos que si la novela tiene trescientas páginas de un nivel bastante más que aceptable, por desgracia en las últimas cuarenta, cuando todo comienza a desenvolverse en el final, toma un cáriz un poco extraño y la historia se empieza a desinflar. Quizá desinflar no sea la palabra correcta, pero sí es cierto que la narración pierde el nivel del principio, y decae de una manera ligera pero apreciable a medida que se va acercando su conclusión. Tras tantas páginas esperando a que los protagonistas absolutos de la historia, es decir, nuestro buen Gareth y el malvado Español, se enfrenten en un duelo a muerte como los vistos miles de veces en las antiguas películas de vaqueros, cuando ese momento llega, se desliza por la narración con una velocidad endiablada, no dejando al lector disfrutar de un enfrentamiento que nos prometía ser épico. Carlos Chivas, el calculador malvado, el despiadado asesino, el inteligente embaucador, sucumbe a nuestro protagonista en una escena que es narrada en menos de quince líneas, dejándonos un sabor en la garganta un tanto extraño. No empaña la novela, ni mucho menos, pero da la impresión de que el autor tenía prisa por acabar la historia de una manera precipitada. Además, ciertos aspectos como la relación entre el personaje de Goliat y el forajido Coronel, son mas que evidentes, y se vislumbra su desenlace mucho antes de que se narre en el libro. Tambien destacar que en todo buen libro que se precie, una ligera historia de amor siempre es bienvenida, como bien nos podemos imaginar que sucede entre Gareth y Megan. Solo eché en falta un pequeño acercamiento a la misma, algo mas de profundidad en sus sentimientos, ya que pasan de ser unos meros desconocidos, a convertirse en eternos enamorados que luchan despiadadamente contra el destino que unos terceros les han obligado a elegir.

No quiero comentar mas de la novela, porque corro el riesgo de destriparla por completo, pero no quiero dejarla sin antes decir que la trama secundaria que se esconde en la historia y que es el verdadero detonante de lo que sucede en las páginas del libro, está muy bien llevada a sus interior. Los intereses económicos escondidos tras un pueblucho de mala muerte, cómo los altos cargos públicos hacen pactos con los malvados forajidos y asesinos de la época, o como el ejército puede estar comandado por gente despreciable y que se supone tienen que ser detenidos por los mismos, han hecho que mi lectura haya sido amena y satisfactoria.

Por todo ello, dar las gracias a su autor por acercarme su novela, y por conseguir que durante mas o menos una semana me entretuviera cruzando las llanuras del oeste americano a lomos de mi caballo, mientras un sol anaranjado y abrasador calentaba mi espalda de camino a la ciudad de Hopetown, famosa por sus salones, sus armerías y sobre todo, por la excelente carne del rancho de los Ridley.

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