Ya hace al menos dos años que lo leí, y el recuerdo que guardo de él en cuanto a trama y desenlace es algo vago. Pero como cuando uno come un buen plato de comida o bebe un buen vino, a pesar de haber comido muchas veces ese plato o esa bebida, ciertas veces en el cerebro se queda ese momento especial, ya sea por el contenido de la comida, el sabor especial, la compañía o la conversación durante los mismos.
Con este libro me sucede algo parecido. Recuerdo que me encantó el planteamiento que le daba el autor. Si, es cierto que el rollo religioso estaba muy trillado en esa época, pero en esta novela se le dio un giro de tuerca, introduciendo espíritus malignos, hermandades oscuras supraterrenales y una investigadora del FBI con poderes exrasensoriales, que podía introducirse en la mente de las víctimas de asesinato. A esto le añadimos la crudeza de las escenas y lo vívidos que se hacen alghunos de los recuerdos de la protagonista, y la mezcla que se consigue es bastante alentadora.
No puedo dar mas datos técnicos, ni enrollarme mucho respeco a lo que sentí, solo que de vez en cuando y durante algunos momentos de mi lectura, sentía un pequeño desasosiego en algunos capítulos de la novela que me provocaban a levantar la mirada del libro hacia el pasillo frente a mi sofá, a la espera de la aparición en la sombra de algún monje oscuro perteneciente a la novela.
La recomiendo muchísimo a todos aquellos amantes del género de terror/suspense.
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