jueves, 13 de enero de 2011

La biblioteca de los muertos. Glenn Cooper



Un libro sobre libros. Una novela que habla de bibliotecas. A todo esto le añadimos escribas, misterios, varias ciudades como Nueva York, Londres y Las Vegas, y para cerrar el círculo le metes el Área 51. ¿Y qué tiene todo que ver? Pues la verdad, en este caso bastante.

La novela parte con un asesino en serie que se dedica a mandar unas siniestras postales a los individuos que van a ser sus siguientes víctimas, dos días despues de la fecha del matasellos. Hasta ahí todo normal. Comienza una persecución entre agentes y asesino que pone en pie a toda la opinión pública del momento y los periódicos lo bautizan como el Asesino del Juicio Final. Pero de repente sufrimos un flashback, y nos vemos inmersos en una abadía en el año 777 en medio de un parto, y vemos nacer a un niño que porta una maldición para unos, y un regalo de Dios para otros.

Los cambios de escenarios contínuos con flashbacks y la inclusión de personajes como Truman o Churchill dan a la novela una pizca de verdad que contrasta con la absoluta fantasía que desborda el autor al llevar la trama hacia adelante. Una historia que atrapa desde el primer momento y que, una vez desenmascarados los primeros misterios, no hace más que ayudar a que la lectura se convierta en algo imposible de dejar y te obligue a seguir hasta no poder más.

No voy a decir que sea una gran lectura llena de dobles sentido y significados escondidos, pero si se ve entre sus páginas un mensaje entre líneas, que tiene mucho que ver con la posibilidad de intervenir en el destino de cada cual. ¿Estamos predestinados? ¿Todo lo que sucederá a lo largo de nuestras vidas está escrito en algún volumen de incontables páginas? Y si es así ¿Se puede cambiar ese destino? Ahí está el objetivo de esta lectura, el hacernos esa misma pregunta una y mil veces.

No pasará a ser uno de mis libros de cabecera, pero he de decir que no me arrepiento del dinero invertido en su compra. Recomendado para aquellos que no sean exigentes en sus lecturas.

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