domingo, 24 de junio de 2012

Trece balas, David Wellington

Trece balas se desarrolla en un mundo muy parecido al nuestro, pero un poco diferente. Digamos que es igual, con la salvedad de que los vampiros existen y además es sabido por la sociedad. Son los años ochenta y por suerte para la humanidad los chupasangre se han extinguido, y todo gracias al agente Arkeley. Asumido esto por la población mundial, las autoridades respiran tranquilas, hasta que de repente una serie de asesinatos brutales, despertarán el olfato matavampiros de Arkeley debido a las semejanzas entre estos y los antiguos asesinatos vampíricos. La agente Caxton, una simple policía de tráfico, y verdadera protagonista de nuestra historia, se verá inmersa sin quererlo en el centro de la investigación, convirtiéndose en la mano derecha del agente especial Arkeley. A su lado, descubrirá la verdad sobre los vampiros y lo sanguinarios que pueden llegar a ser cuando se proponen un objetivo, en este caso, el de resurgir del olvido.

Novela bastante sencillita que se lee en un santiamén y que te mantiene atrapado durante toda su lectura. A pesar de verse magnetizada por los clichés vampíricos, ésta no es la típica novela de adolescentes románticos. Tampoco está poblada de vampiros recelosos de la humanidad que poseen los vivos y que recelan de su vida anterior. No, aquí son duros, brutales, sanguinarios, asesinos, manipuladores y, sobre todo, orgullosos de lo que son. Desde el comienzo de su lectura el autor nos muestra a las bravas lo fácil que es para ellos arrancar una cabeza de un bocado, separar un brazo de un cuerpo con un simple tirón, o despedazar un trozo de carne de un torso solo por el mero hecho de ponerte en el camino de uno de ellos. Esto es lo mejor de los vampiros de Wellington.

El ritmo de la novela es vertiginoso y eso precisamente es el talón de Aquiles de la historia. En las primeras cincuenta páginas, pasa todo tan aprisa que no te da tiempo a hacerte a la idea de quienes son cada personaje, sus motivaciones, el origen de sus miedos, de su personalidad... todo está mezclado con escenas semigores pero aderezado con un ritmo trepidante que no te da respiro alguno.

Los personajes tampoco son verdaderamente interesantes, ya que ni los agentes protagonistas ni los secundarios llaman la atención ni sobresalen de la historia. Es más, la muerte de la mayoría es mas que anticipada y solamente en algunos momentos logras conectar con los mismo cuando toman ciertas decisiones.

Una novela muy cogida por los pelos que solo tiene el aliciente de conocer otro tipo de vampiros y que se lee absolutamente rápida. Recomendada si eres un fan de este tipo de criaturas de la noche, como yo, pero de la que te deberás alejar como de la peste si Confesiones de un vampiro, Drácula o Crepúsculo no son tus lecturas de cabecera.

2 comentarios:

  1. Se deja leer, engancha, pero el final no me gustó.

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  2. Es que como digo, a medida que avanza se va deshinchando, hasta que llega a ese final mas bien flojo, que, supongo, es la previa de las siguientes partes. Estoy un poco hasta el gorro de las trilogías. ¡Ni que todos los libros tuviesen tanto que contar como El señor de los anillos!

    Saludos compañero y gracias por la visita.

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