Vamos a adentrarnos en los rincones de lo
oscuro, la maldad y la maldición de mano de esta gran antología de relatos en
los que, todos ellos, tienen un denominador común, el desasosiego creado por un
terror que nace de la ignorancia de sus protagonistas hasta que ya es demasiado
tarde. Con una premisa inicial, en cada una de las narraciones aparecerá un
objeto con un extraño poder, seremos transportados a lugares, incluso épocas
pasadas o futuras, donde seremos testigos de horrores, miedos y, en algunos casos,
crueldades.
De la mano y buen hacer de trece escritores,
coordinados por David Rozas, y con un prólogo de Carmen Cabello en el que se
nos pone en antecedentes ante lo que vamos a contemplar en las siguientes
páginas, no dejarás de removerte en tu asiento y en recordar, si eres
nostálgico, aquellas series de misterio que llenaban de suspense nuestras
noches, tipo “Historias de la cripta” o “Cuentos asombrosos”.
La llave de Jacob Gibbons, Pablo García Naranjo. Encerrado en la
prisión de Hopkins, Jacob intenta pasar desapercibido pero la cicatriz en su cara y su actitud
reservada y esquiva con los otros reclusos atrae las miradas de todos ellos. Un
día, mientras come, se acerca uno de ellos con la intención de conocer algo más
sobre él, de cómo llegó a la cárcel y que salió mal en su “trabajito”, pues
todos en aquel lugar conocen una extraña versión de lo que pasó. Jacob no
habla, no quiere hablar, no puede hablar. Guarda un secreto, algo que puede desencadenar un mal y por el que habrá
de pagar un precio. Narrada de manera fácil, con ritmo suave pero inquietante y
detalles fríos en sus descripciones, este relato es un excelente inicio de
antología.
Kaviars Skaits 3, Iván Mourín. Recién instalada en su
nueva casa y con las cajas que su hermana Liz le ha ayudado a bajar del furgón
de las mudanzas, Marion encuentra, escondida en unas estanterías, una vieja
lata de caviar con un desgastado dibujo y un misterioso tesoro oculto en su
interior. A partir de ese momento se sucederán en la nueva vida de la muchacha
unos acontecimientos extraños, inquietantes
y terroríficos que pondrán a prueba los nervios de la chica. Llevado
desde el inicio con un ritmo turbador y una agónica sensación de ahogo, este
relato no te dejará tranquilo en ningún momento.
Aisling, Ana Morán Infiesta. Sandra trabaja en una librería, lo que le deja
poco tiempo para su gran vocación que es escribir a tiempo completo. Cuando
comienza la narración la protagonista está pasando por un bloqueo creativo y ve
peligrar su futuro. Atraída por el extraño influjo de un pequeño comercio entra
y conoce a una simpática anticuaria que le vende una muñeca amigurumi. A partir de ese momento se
desencadenará un torrente de sucesos que llevarán a Sandra a descubrir una
historia oscura y llena de maléficos rincones y deseos. Tensión desde el inicio y sencillez en el
lenguaje, serás atrapado por el influjo de Aisling
sin apenas darte cuenta.
El sabor de la locura, Álvaro Peiró Burriel. El protagonista de
esta historia llega a un país escandinavo por motivos de trabajo y,
aprovechando el viaje, dar rienda suelta a su hobby que no es otro que
coleccionar objetos de asesinos. En su estancia en el estado norteño conocerá a
una preciosa chica, pero no tendrá
tiempo de remediar el lío en el que se ha metido sin saberlo, y provocará un
horror dormido que no se detendrá ante nada. Espectacular historia que comienza
despacio y va creciendo en ritmo y tensión según pasan los momentos.
La mudanza, Marta Junquera. Debido a su trabajo Mike Sanders se ve obligado a
mudarse a un pueblo cercano a la ciudad junto a su familia, aunque a su hijo no
le gusta la idea de separarse de sus amigos y está enfadado con su padre. Para
acercar posturas se proponen desempaquetar las cajas de la mudanza juntos y en
una de ellas encuentran un objeto que perteneció al abuelo de Mike. Comienza en
ese momento una sucesión de acontecimientos que traen la amargura y la
desolación a la familia Sanders. Sin aspavientos y con una sencilla narración,
la tensión y el desconcierto se adentrarán en tu cabeza hasta el último
segundo.
El reflejo del alma, Lucía Pérez Sainz. Thomas es un
psicólogo que está tratando a Jasper, un paciente especialmente complicado dado
su cuadro de histeria, sus periodos de amnesia y su desorden mental. Un día todo
cambia para Thomas, su paciente decide poner fin a su vida y recibe un paquete
en su casa con remite de Jasper. Desde ese instante el ansia de investigador y
el afán de superar a sus homólogos en la materia le llevan a cometer y realizar experimentos que escandalizaran al
mundo. Un relato lleno de desvaríos y paranoias que es llevado desde el inicio
con maestría.
El hechizo del estío, Beatriz T. Sánchez. Enfermo crónico de
tuberculosis nuestro protagonista pasa los veranos de finales del siglo XIX en
un balneario para mejorar su sistema respiratorio. Poeta por devoción y
melancólico por decisión, pasea en solitario por los jardines del lugar leyendo
libros de clásicos poetas hasta que una mañana encuentra, para su asombro, una
solitaria sombrilla de mujer. Día tras día regresa al rincón y contempla la
sombrilla que lo espera en el mismo lugar desencadenando un maremágnum de
sensaciones en el joven que le llevan a descuidar su orden y su razón. Una
deliciosa locura llevada con antiguo romanticismo y bellas sensaciones de
pasión.
Hornet, Luis Guallar. Daniel es un buen vecino y, aunque no le guste mucho
el viejo, ayuda a Don Agustín a limpiar y vaciar el desván cuando este decide
mudarse con su hija. Como recompensa por el esfuerzo el viejo le dice que se
quede con aquello que encuentre y le guste, y este se queda con una vieja
bicicleta. Encantado por su ganancia la restaura con mimo y decide regalarla a
su sobrino. Desquiciante relato que va creciendo en tensión y crueldad cuanto
más cerca del final estás.
El informe, Raúl Ansola. Darío tiene en sus manos una cámara de fotos especial.
Asombrado de cómo ha llegado hasta él,
no deja de sorprenderse por las extrañas cualidades de esta y las fotos que
captura su objetivo. Pasado y futuro. Minutos, horas e incluso días antes o
después del instante actual, pueden llegar a ser captados por ella, pero todo
tiene su riesgo y razón, y los peligros se ciernen sobre un destino marcado por
las fotos. Inquietante desde el inicio y caótico en su desarrollo, cosa que le
da un toque especial al relato, estamos ante una demostración de misterio
futurista.
La butaca del infierno, Daniel Meralho. El inspector Caliani
llega al Hospital Psiquiátrico San Antonio para contemplar el más escabroso,
cruel y sanguinario crimen que ha investigado en su vida. Pacientes, internos,
médicos…, todo aquel que hubiese estado dentro del edificio horas antes del
suceso yacía desmembrado y ordenado en una sádica y ritual posición. En uno de los despachos se
encuentra el diario de uno de los doctores y contempla, horrorizado, cual fue
el inicio de todo el caos y cual va a ser el desenlace. Impresionante
demostración del manejo del horror, la paranoia y el histerismo desencadenante
de la acción narrada en cada instante del relato.
El silbato de Irah, Néstor Allende. JT, Margarita y Benny entran en casa del viejo
Irah a robarle, pero solo encuentra restos de calderilla y un silbato de plata,
y al ser sorprendidos por este en plena acción lo matan. Cuando llegan a su
cabaña, cansados heridos y sin la recompensa deseada, JT hace sonar el silbato
desencadenando un horror dormido durante décadas y provocando una cascada de
acontecimientos terroríficos que escapan al control del razonamiento humano.
Furia, ira, horror…, síntomas que se reflejan en un texto cargado de detalles
que te harán dibujar una “o” en tu boca.
La promesa, David Rozas Genzor. Daniel es un escritor que sufre la parálisis de
crear su primera novela y para alejarse de distracciones decide escribir por
las noches. Una de esas noches, cuando contempla el borrador que ha escrito, y
que le desagrada, decide borrarlo pero un ruido en la habitación le distrae de
su intención. Encuentra una pluma que le regaló su mujer cuando eran novios y a
la que le hizo una promesa, y todo se desmadra. Un horror indescriptible se
apodera de la vida de Daniel y el miedo
se contagia en su chica que roza el desvarío. Una sucesión de espeluznantes
situaciones y sorprendentes consecuencias las que se dan cita en este genial
relato.
Reliquias, Ana Martínez Castillo. En una sociedad futurista donde las cosas
antiguas, las creencias espirituales, las visiones de almas y la necesidad de
creer que hay algo más en la vida están proscritas y perseguidas, encontramos a
La Marquesa. Una mujer marcada por el
dolor de la pérdida de una hija a la que no puede llorar, por que está
prohibido, que se adentra en una
sociedad secreta que persigue el ensalzamiento de aquellas creencias antiguas y defienden el valor de los miedos. Una noche
la reunión de esta sociedad se realiza en casa de La Marquesa, que para tal
evento ha conseguido, de un anticuario misterioso y oculto, un candelabro. Bajo
el influjo de este y llevada por las hierbas del tabaco num, la mujer caerá en un sopor tal que creerá de verdad en las almas
antiguas y en el poder de lo oculto. Espectacular relato que nos trae una
posible sociedad dominada gracias al miedo y al control de las emociones de la
gente. De ritmo pausado, tranquilo y con la sensación estar a cámara lenta, el
ambiente logrado es el ideal para este relato.
Y termina esta gran antología con una
biografía de cada uno de los autores que han colaborado con los relatos, sus
obras, sus dedicaciones actuales…, todo lo que quieras saber de estos trece
escritores, hombres y mujeres, que han hecho, o van a hacer, que te remuevas en
tu asiento y no dejes de pensar en que el objeto que tengas ahora mismo en la
mano puede cambiar tu destino.
Recomendada de manera encarecida para los
amantes del terror y todos aquellos que gusten de pasar un rato inquietante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario